El amante secreto by Julia London

El amante secreto by Julia London

autor:Julia London [London, Julia]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2001-12-31T16:00:00+00:00


* * *

Desde el otro lado del salón, Sophie observó el encuentro entre los hermanos y sintió agitarse el miedo que llevaba en el vientre. Había advertido a Honorine del desastre que les esperaba, pero jamás se imaginó que éste tendría que ver con Caleb. Aunque la alegraba verlo, no estaba preparada para eso. ¿Por qué estaba ahí, y con quién había venido? Pero no tenía tiempo para pensar en eso; Trevor venía por entre la gente en dirección a ella, perforándola con su mirada.

Se las arregló para formar una sonrisa con los labios, pero cuando llegó hasta ella, la sonrisa ya se había medio desvanecido. Trevor le hizo una seca inclinación de cabeza, le miró los hombros desnudos y ella vio el desagrado en sus ojos. No le gustó nada su expresión, nada. De hecho, su expresión y su actitud le produjeron incomodidad, y mientras intercambiaban el saludo obligatorio, empezó a pensar si no habría hecho algo incorrecto. Encontró algo feo en el comportamiento de Trevor, en su rigidez, en su desaprobación al mirarle los hombros; le recordaba a William, y ese brusco y casi violento recordatorio fue como una patada en las entrañas. De pronto sintió una desesperada necesidad de aire.

—Estás un poco pálida —le dijo él en tono autoritario, y le cogió el codo como si tuviera todo el derecho a hacerlo.

Disimuladamente ella trató de liberarse, pero él le enterró los dedos en el brazo.

—Es el calor —dijo—. En realidad me siento muy bien.

—Te iría bien un poco de aire fresco —dijo él—. ¿Salimos a la terraza?

Acto seguido, sin esperar su respuesta, empezó a conducirla por entre el gentío.

Inconscientemente ella miró atrás por encima del hombro, hacia donde había visto a Caleb, pero no lo vio por ninguna parte.

Trevor avanzó resuelto, llevándola firmemente cogida a su lado, con los ojos fijos en las cuatro puertas acristaladas que daban a la terraza cubierta, adonde llegaban las primeras notas del segundo baile que iba a comenzar en el invernadero de naranjos, al otro lado del jardín de césped. Las parejas que habían salido al jardín a refrescarse iniciaron lánguidamente la marcha hacia la música, llenando con sus risas el aire nocturno. Cuando Trevor la acercó a la baranda, ella le dio las gracias y volviendo la cara hacia el jardín hizo una honda respiración. ¿Dónde estaría Caleb?

Trevor guardó silencio mientras ella inspiraba el aire fresco y después le dijo impaciente:

—¿Te sientes mejor?

—Sí, gracias —dijo ella, y desviando la vista de su cara ceñuda miró hacia el nutrido grupo que avanzaba hacia el invernadero.

—Espléndido. Entonces ¿tal vez me harías el honor de dar una vuelta conmigo por la pista de baile?

Sophie cerró los ojos, tratando de expulsar de ella la sensación de aversión.

—¿Querida mía? —insistió él.

Se volvió a medias hacia él; él ya le estaba ofreciendo el brazo, impaciente por ir al baile. No había ninguna manera educada de eludirlo; no podía hacer nada para escapar de ese baile sin provocar una escena.

—Mmm, sí, claro —murmuró, apoyando ligeramente la mano en su brazo.



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